jueves, 28 de julio de 2011

La despedida.-

Ya no, no he sufrido ni he llorado lágrima alguna por toda la mierda que dejaste, no me quedan.

Al comienzo de todo este derrumbe me ví tirada, cubierta de escombros, piedras, barro, basura, que me tenían inmovibilizada, sin poder  hacer alguna cosa por mí; amarrada de pies y manos, maltratada, engañada, herida y ensangrentada, dejándome morir, con una montaña de frente que ni siquiera se le veía la cima, que lo peor: era que debía subirla y llegar hasta arriba para poder ver la luz, las cosas agradables de la vida, volver a reencontrar la motivación a las cosas que amo y a mi gente que he dejado de lado por la maldita actitud que se formó en mí; una especie de depresión, que para ser tal sólo le faltaba que dejara de hacer mis obligaciones; porque ya no comía, no me duchaba, estaba en cama todo el día, durmiendo bastante, dejando que la vida pasara sin importarme lo que ocurría a mi alrededor y lo que estaba por venir.

Tú sabes que fuiste la guinda de mi torta de amargura.
¿No dicen que las parejas deben apoyarse cuando vienen los problemas?
¿Y qué mierda hiciste tú?
Te fuiste a Alemania, dejándome llena de promesas a tu espera, sabiendo que allá te encontrarías con la Rusa que tramitaste a través de msn, la amiga de tu mejor amigo, la que cuando te decía ¿quién es ella? ¿Por qué te envía besos? respondías: es sólo una amiga.
¿Sólo una amiga? Fui tan weona, te perdone infidelidad tras infidelidad a cambio de que cambiaras y de tu compañía, sinceridad y apoyo.
¿Compañía? Que cuando estaba en crisis y rompía a llorar me echabas del lugar para que tú pudieses estar tranquilo.
¿Sinceridad? Que cada cierto tiempo encontraba a chicas distintas que te hablaban y te buscaban cuando yo no me encontraba en la ciudad cada fin de semana, esas primas lejanas y amigas que decías eran.
¿Apoyo? Que cuando intentaba encontrar contención en ti me decías que no te contara porque eran problemas que escapaban de tus manos y por lo tanto era inútil que me desahogara contigo.

¡Dios! Soporté tanta estupidez contigo, me dejé pasar a llevar, pisotear, basurear, maltratar, lastimar, herir, humillar, ofender, vulnerar, dominar, someter, insultar por ti; creyendo siempre en tus palabras, ¡en tus putas patrañas!
3 años, compartimos la casa, la cama, la universidad, la ciudad, pero teníamos rumbos totalmente distintos.

No sé si estoy del todo curada, llegué al extremo de ir al psicólogo a raíz de los problemas que tuve contigo y por el resto de cosas, colapsé. De hecho, eso fue un brutal fracaso. 
Lo que me hizo poder levantarme de todo ese escombro, fueron conversaciones que tuve con una infinidad de personas, a las que conocía y otras totalmente desconocidas, pero que también han tenido experiencias similares o simplemente pueden hablar por lo que han vivido.

Dentro de toda esa gente, hubo alguien muy importante, que me hizo abrir los ojos, un desconocido, un alguien no real que sin conciencia alguna me pudo ayudar a sacar un poco de barro de mi cuerpo, a yodar de alguna forma algunas heridas. Un alguien que hasta hoy conservo dentro de las personas significativas que conforman mi vida, un hombre.

Comencé a escalar esta montaña, que veía muy empinada, y creo que ahora voy en la mitad de ella, me falta por subir, claro, pero voy paso a paso, a trancos firmes, tranquila, nadie me apura.
Me desligo de lo que me hace daño, me apodero de lo que me hace bien, y tú te vas quedando abajo con todo ese escombro, con la dama que cambiaste por mí.

Pobre mujer, ahora le tocara a ella ser la cornuda, de recibir el amor que tu das, ese amor que te hace subir a lo más alto, pero que no está sustentado en nada, y lo peor es que al llegar al suelo te das cuenta que no eras la única. Al menos me he librado de algo, y vaya que me siento próspera por ello.
La vida es muy sabía, sabrá darte lo que te mereces.

Yo... comienzo a vivir la mía.

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